Continuando con mi aprendizaje de “hacedora de pucheros” dejo aquí la madre de todas las recetas de albóndigas. Tras mucho observar estudiar distintas recetas en Internet, me lancé a hacer mis primeras albóndigas, que resultaron ser un desastre (nunca inventéis variaciones en vuestro primer intento, consejo de kamikaze), así que fui a una fuente empíricamente fiable: esa gran cocinera que es mi suegra. De ella he aprendido, por ejemplo, el estofado de salchichas o el potaje de acelgas y espero aprender sus canelones (cotizados como lingotes de oro en las fiestas familiares), y. Pero el segundo intento fue estupendamente comestible además de mucho más sencillo de lo que me esperaba.

Independientemente de su salsa o caldo añadido, las albóndigas siempre se hacen de la misma manera, así que aquí tenéis no sólo la receta de las albóndigas, sino de las variantes más populares. Y... sí... ¡se pueden congelar una vez hechas!

500 g carne (ternera, cerdo o pollo, o ternera y cerdo combinadas)
2 dientes de ajo
1 cucharada perejil
1 sobre de sopa de cebolla (aprx. 40-50g) o ½ cebolla rallada o hecha puré
2 huevos grandes
1 vaso (aproximadamente) de pan rallado o un bollo de pan duro mojado en leche
harina
aceite

Batir los huevos con la sopa de cebolla, el perejil y los ajos picados. Verter sobre a la carne y mezclar bien con las manos. Añadir pan rallado hasta que la humedad de la masa haya prácticamente desaparecido. Es importante recordar que si tiene poco pan las albóndigas serán tremendamente consistentes, por lo que el pan las hará más blandas y jugosas cuando se añadan a una salsa o caldo, así que si es necesario añade un huevo más y algo más de pan. Enharínate las manos y forma esferas con la carne, rebózalas con harina y fríelas en aceite medio para que tengan tiempo de hacerse por dentro. Ponlas a secar sobre papel de cocina para que absorban el aceite sobrante. Prepara la salsa o caldo de tu elección, añádelas y cuece entre 10 y 15 minutos o hasta que el olor te maree de carnívoro placer.

En su caldo
laurel
agua

Pon en una olla a calentar dos litros de agua con laurel (si quieres añade una cucharada de bovril) y cuando hiervan añade las albóndigas. Deja hirviendo un cuarto de hora y listo. Puedes reservar parte del caldo para hacer otra sopa, por ejemplo de fideos, o para hacer la siguiente salsa en este post.

Al vino
1 vaso de caldo de cebolla
1 vaso de vino (a ser posible negro, y nunca rosado)
2 cebollas

Pica las cebollas y fríelas en unas gotas de aceite. Cuando estén doradas añade un vaso de caldo de carne y uno de vino y lleva a ebullición. Vierte dos vasos de agua, vuelve a llevar a ebullición y añade las albóndigas. Déjalo hervir reduciéndose la salsa hasta que tenga la textura que te guste.

Con tomate

Usa mi salsa de tomate casera (por ejemplo si has reservado tras hacerla aprovecha y descongela un bote), añade un vaso de agua, las albóndigas y llévalo a ebullición.

extras

Puedes añadirle mil cosas a las salsas, por ejemplo: almendras, avecrén, bovril, ajo o las hierbas aromáticas que tu nariz prefiera.

alternativas

Tengo entendido que usando tofu en vez de carne están estupendas (evidentemente en ese caso tendrás que buscar una receta adaptada), o si eres vegetariano las de verduras están buenísimas.

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