Este bizcocho es un clásico en la mayoría de panaderías y pastelerías, pero normalmente resulta bastante denso y contundente al estómago. Esta versión es más ligera... dentro de lo que cabe ;). Hasta hace bien poco utilizaba una receta que encontré en un envoltorio de chocolate de cobertura, pero requería paciencia, tiempo y mucho ojímetro. Así que decidí que todo aquello de separar yemas, claras y demás era demasiado complejo para un bizcocho de andar por casa y que tenía que haber una forma más simple de hacerlo. Y la hay, me di cuenta al hacer un bizcocho de yogur. Utiliza esa receta de base contemplando los siguientes cambios:

1. En vez de añadir un sobre de levadura Royal, añade uno y medio y, si puedes, hazlo con aceite de girasol para que sea más ligero.
2. Cuando tengas la masa del bizcocho hecha, repártela a partes más o menos iguales en dos boles.
3. A un bol añade cuatro cucharadas soperas de cacao en polvo, mejor si es sin azúcar. Yo utilizo los de Chocolat Factory e Intermón Oxfam.
4. Al otro bol, añade tres cucharadas de harina y los ingredientes extra que te dé la gana. Yo suelo usar la cáscara de un limón rallada (sólo la parte amarilla, que si no amargará) y una cucharadita de canela en polvo, pero puedes utilizar muchas otras cosas, como vainilla en rama, polvo o líquida, arándanos, pasas, frutos secos...
5. Vuelca las masas en un recipiente preparado adecuadamente (ver receta de bizcocho de yogur o el post sobre cómo hornear y desmoldar un bizcocho) y remueve las masas un poco con un cuchillo o un palillo chino para que se "amarmolen" las masas.
6. Hornea siguiendo la receta original.
7. Administra y devora a tu placer.

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