Hacía tiempo que quería inventarme algo dulce con obleas para empanadillas como base. Siempre estoy inspirada (o sea, sufro de lo que los adictos llamamos "eterna hambre de chocolate", menos mal que cultivo un autocontrol olímpico) y esta Navidad decidí lanzarme a preparar una variedad de dulces caseros como alternativa a los de origen industrial. ¡Menudo brainstorming gracias a ser tan golosa! Esta es una de las recetas que nacieron y fueron devoradas en un trágico aunque satisfactoriamente corto espacio de tiempo. Es terriblemente sencilla, deliciosa, rápida de hacer, atractiva a la vista y permite múltiples variantes.
>> masa para empanadillas (usé obleas marca La Cocinera), pasta brisa o de hojaldre, como prefieras
>> una lata pequeña de leche condensada o un bote de dulce de leche
>> chocolate para cocinar o de cobertura
preparación
Lo primero es hacer dulce de leche si no lo has comprado hecho: pon la lata de leche condensada al baño maría durante media hora o unos 10 minutos en olla exprés (siempre al baño maría, el tiempo variará según el tipo de olla, consulta sus instrucciones o pásate de corto si no estás seguro, siempre puedes rectificar en una olla normal después). Si no usas obleas sino masa, córtala en cuadrados o círculos, lo que te sea más cómodo (recomiendo cuadrados para no desperdiciar masa).
Cuando tengas el dulce de leche unta con él una cara de las obleas/cuadrados y dobla por la mitad (si son cuadrados, en triángulos). Vuelve a untar y enróllalas sobre sí mismas en forma de cucurucho. Pon las rosas en una bandeja de horno con papel de aluminio engrasado con mantequilla o aceite o usa un papel para hornear. Si lo deseas píntalas con agua y azúcar.
Hornéalas hasta que doren, no te importe que parte del dulce de leche se derrame fuera, al sacarlas retiras el excedente y listo. Calienta el chocolate al microondas o al baño maría (nunca demasiado, se quemará o estropeará si hierve). Una vez las rosas estén frías mójalos en el chocolate y deja secar.
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